El pacto PNV-PSE regresa al Gobierno Foral de Araba

Los gobiernos de coalición entre nacionalistas y socialistas quebraron a finales la década de los noventa, primero en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz y posteriormente en Diputación. Desde entonces, tres de los cuatro diputados generales elegidos han sido del Partido Popular, siempre con el respaldo de los votos socialistas en el momento de la proclamación.

El apelado respeto a la lista más votada fue deliberadamente ignorado ya en 2003, cuando populares y socialistas unieron sus votos en las Cámara Alavesa, para facilitar la reelección de Ramón Rabanera y desbancar a la candidatura vencedora de PNV-EA, liderada entonces por el nacionalista Alvaro Iturritxa.

Los Plenos de Investidura en Araba han estado plagados de sorpresas e incertidumbres en las últimas legislaturas. Inesperado resultó que Xabier Agirre fuera elegido Diputado General en 2007. Los socialistas, alegando que venían siendo extremadamente generosos con el Partido Popular, quisieron cobrarse la compensación, situando a Txarly Prieto al frente del ejecutivo foral, pero no encontraron en el PP la receptividad reclamada y al entonces secretario general de los socialistas alaveses le fallaron todos los cálculos en una maratoniana sesión de investidura que mantuvo intriga y tensión hasta el final, con un desenlace en favor del tripartito de PNV-EA y Aralar.

No menos tensa fue la última investidura hace cuatro años del ahora saliente Diputado General, Javier de Andrés, sostenido en su elección por los socialistas. Xabier Agirre, que contaba con los votos cedidos por EH-Bildu, no logró la reelección, debido a la abstención de Ezker Batua. El relato del procurador jeltzale, desvelando las claves internas de la fracasada negociación con las exigencias de la formación dirigida entonces por Javier Madrazo, constituyó una intervención sin precedentes en las Juntas Generales, adquiriendo un protagonismo mayor que el de propia investidura.

La Cámara Alavesa que ahora inicia su andadura, sin embargo, presenta algunas características inéditas que pronostican una legislatura singular.

La primera viene determinada por la fragmentación. Un total de siete fuerzas políticas integran las Juntas Generales, dos de ellas debutantes: Podemos y Ciudadanos, siempre y cuando consideremos a Irabazi heredera de la marca de Ezker Batua.

Podemos lo hace tras una exitosa irrupción, que les ha situado en la cuarta plaza del ranking alavés, por encima incluso del Partido Socialista, mientras que Ciudadanos o Irabazi han obtenido un representación más testimonial.

El pacto PNV y PSE a nivel de la CAV no garantiza mayorías absolutas en Araba y necesitará aliados puntuales. En la oposición vigilante, por un lado, estará EH-Bildu. Liberada de su compromiso de no obstaculizar la elección de Ramiro González., la coalición soberanista no descarta sumar mayorías de izquierdas junto a Irabazi y Podemos. El otro flanco lo ocupará el PP, con la necesidad de hacerse notar ante el riesgo de que su aislamiento le conduzca al anonimato.