Familia Sackler: la mafia de las pastillas Oxycontin

Vivimos en un mundo complejo, abigarrado y veloz en el que las noticias vuelan y parece que desaparecen a manos de otras nuevas. Vivimos sin darnos cuenta de que vivimos. Los años se suceden a golpe de noticias que son antiguas una vez que se producen. Lo de 'parece que fue ayer' es realmente eso mismo, fue ayer y parece que sucedió hace dos décadas.

Esto últimos meses una noticia se ha colado en la parrilla informativa y nos ha dejado boquiabiertos. Se trata de algo espeluznante, doloroso y real. Sobre todo porque viene del país más rico del mundo, del país desde el que durante los últimos años han llegado casi todas las modas y corrientes artísticas. Y llegan noticias como esta, que hablan de uno de los lados ocultos del sueño americano.

Hoy sabemos que en Estados Unidos mueren al año unas cien mil personas por los efectos de drogas de nuevo cuño.

Allá por el año 1996 una compañía llamada Purdue Pharma, perteneciente a una de las dinastías más afamadas del imperio (la familia Sackler) sacó al mercado una pastilla llamada Oxycontin. Era el producto estrella, el medicamento que iba a sacar de una cuasi bancarrota a esta empresa y a otras pertenecientes a esta dinastía. Se trataba de un compuesto de oxicodona, un opiáceo de la familia de la heroína que liberaba el principio activo de manera prolongada. Personas con dolor crónico, con lesiones duraderas, con sintomatologías de todo tipo y sin ellas podían vivir alejando de su día a día el dolor crónico mediante esta pastilla legalizada por la FDA, la institución que regula los medicamentos en Estados Unidos. 

Los primeros años de la comercialización de Oxycontin, algo que sabemos ahora, los dueños de la empresa y en concreto la familia Sackler tenían información en su poder que destruía lo que en teoría era un producto mágico. Lo ocultaron durante años.