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ESCRITO EN EL AIRE

'Con el caso Iruña Veleia se ha destruido la vida personal y profesional'

Enrike Ruiz de Gordoa reflexiona sobre el caso Iruña Veleia, a la espera de saber si finalmente se celebrará juicio oral, de un caso "que ha destruido la vida personal y profesional" del equipo.

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Uno de nuestros “guadianas alaveses” vuelve a ponerse en primer plano. Es el denominado Caso Iruña-Veleia, vinculado al yacimiento arqueológico donde estuvo situada la ciudad romana más importante del País Vasco. Un yacimiento alavés que, a lo largo de los muchos años de excavación, ha posibilitado sacar a la luz piezas muy interesantes que se pueden ver en el Museo Bibat de la Diputación Foral de Araba/Álava e incluso  en alguno de la capital del Reino de España.

El caso Iruña-Veleia se remonta al año 2006 y desde marzo del 2009 está judializado y para el que, por fin, después de un largo recorrido en el tiempo, se abre un proceso contra los responsables de las excavaciones,  a quienes la jueza imputa estafa económica vinculada a las ayudas recibidas y daños al patrimonio. Se puede abrir juicio en el que, las personas imputadas podrán, por fin, hablar, demostrar su trabajo, sus informes y defenderse en un proceso limpio ya que, hasta la fecha, el caso tiene ya una sentencia y condena pública, incluso la de algunos medios de comunicación y redes sociales. Para nada se ha respetado la presunción de inocencia que asiste a toda persona.

Este caso ya ha logrado, sin juicio, la destrucción de la vida personal y la carrera profesional de los responsables de equipo de Lurmen. Una carrera de larga trayectoria, de excelentes trabajos. Una trayectoria desprestigiada asociándola, malévolamente, a la burda falsificación de las pinturas rupestres que un seráfico estudiante realizó en la cueva Zubialde que el 13 de mayo de 1991 fue presentada como la Capilla Sixtina de la Prehistoria. Un lastre que no puede empañar el magnífico trabajo que, desde el ámbito de la arqueología en nuestro Territorio Histórico de Araba/Álava, ha sido siempre muy importante, antes de la mano de figuras de enorme prestigio como José Miguel de Barandiaran o Domingo Fernández de Lezeta Medrano, o de las nuevas hornadas de jóvenes y experimentados arqueólogos que trabajan e investigan en nuestra comunidad.

Desconozco qué nos va a deparar el proceso abierto, ni si se va a poder demostrar algo mediante contrates de investigación, incluso de carácter  internacional o si se van a poder solicitar nuevas analíticas, o si se va a tener en cuenta el trabajo de la Plataforma SOS Iruña-Veleia. Pero sí soy conciente de que, a lo largo de todo este tiempo, hemos visto y asistido a rivalidades, a luchas por posibles cambios de paradigmas científicos, a reticencias por debatir posibles aperturas a nuevas etapas con otros equipos, a contrastar otras evidencias, sobre todo desde el plano lingüístico del euskera o de la religión

Todo viene por algunos de los grafitos, cerámicas con inscripciones, entre ellos algunos considerados por algunas personas como excepcionales y para otras, falsificaciones que, en estos años, se han convertido en arma arrojadiza. Uno de ellos representa, casualmente,  un Calvario, que es en lo que se ha convertido su vida durante este tiempo, y en un pimpampún mediático que incluso aprovechan mezquinos anónimos para hacer el mayor daño posible.

Es tiempo para no precipitarse, para poner sobre la mesa todos, todos los informes de todas las partes, aunque hubiera sido de justicia haberlo hecho antes de llevar este tema a la Justicia. Por fin Eliseo Gil Zubillaga y colaboradores podrán defenderse de los indicios recogidos en la instrucción ante la comunidad científica y judicial.

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