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Dep. Alavés 1 Granada 1

Amargo empate de un Alavés víctima de su propia ansiedad

El Alavés empató ante el Granada en un partido de alta tensión donde el fútbol brilló por su ausencia. Las 14 tarjetas amarillas con dos expulsiones y más de 30 faltas señaladas reflejan un encuentro en el que las pasiones desenfrenadas se adueñaron del juego por encima de tácticas y estrategias.

  • El capitán albiazul, Duarte, volvió al lateral y acabó expulsado en un tenso encuentro

    El capitán albiazul, Duarte, volvió al lateral y acabó expulsado en un tenso encuentro

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 En este torbellino de emociones descontroladas el Deportivo Alavés fue víctima de su propia ansiedad. Luis García Plaza, al margen de la ausencia obligada de Guridi, puso en escena un 4-4-2 con un once de gala. Abqar y Sedlar integraban el tándem central de la defensa albiazul; Tenaglia volvía al lateral derecho, después de cumplir la sanción por tarjetas, y Duarte regresaba a su natural carril en la izquierda, tras haber cubierto satisfactoriamente en el eje de la defensa para cubrir las bajas. En el centro del campo, el veterano Salva Sevilla, escoltado por Blanco, estaba encargado de marcar el ritmo del encuentro. Rober y Rioja ocupaban las bandas, mientras Asier Villalibre y Miguel de la Fuente eran los dos hombres en punta. No es habitual que Deportivo Alavés juegue con dos arietes delanteros natos, pero la trascendencia de la jornada y el escenario del partido lo aconsejaban.

Tras un vibrante comienzo con una ocasión fallida antes de cumplirse los primeros cincuenta segundos de partido, el guion volvió a torcerse en el minuto veinte. Un doble error, en esta ocasión en el despeje de Abqar, obligaba a Sivera a cometer un penalti, que Uzuni no desaprovechó para adelantar a su equipo (0-1). Los escribanos también cometen borrones. Frente al Levante fue Blanco y ante el Granada el internacional marroquí. Dos de los hombres más seguros en el cuadro albiazul ofrecen dos inestimables regalos en momentos críticos de la temporada. Los descuidos penalizan y el equipo con escasa capacidad goleadora los acusa.

El Alavés entonado de los primeros minutos regresó a la inquietud de sus inseguridades. El conjunto nazarí supo rentabilizar la impaciencia albiazul para generar espacios y rivalizar por los balones siempre en ventaja. Las caídas y rechaces fueron en su mayoría para los visitantes. Incluso no renunciaron a visitar con cierta osadía el área alavesista durante la primera mitad.

Los de Garcia Plaza salen de los vestuarios en el segundo tiempo con los mismos hombres pero con cambios tácticos que le dan otra impronta. Miguel  de la Fuente se deja caer por la derecha y Rober procura enlazar por dentro con el Búfalo de Gernika en punta. El Granada se repliega. El verdadero cambio, nos obstante, llega con la expulsión por doble amarilla de Sergio Díaz. Da la impresión de que el colegiado no era consciente que cuando le saca la tarjea por protestar se trataba de la segunda y suponía la expulsión del centrocampista, pero no podía rectificar. El partido cambia sustancialmente. Con superioridad numérica, el Alavés logra el empate siete minutos después, en una jugada que nace en los pies de Salva Sevilla, con un pase en profundidad a Miguel de la Fuente, para que su centro al segundo palo lo remate Rioja.

El Alavés recuperaba el mando con una jugada marca de la casa.Tablas en el marcador y viento de cola. En el minuto 84 llega otro de los momentos claves del tenso y atropellado encuentro. Un penalti por manos de Quini, que el árbitro no ve pero el VAR lo advierte, despierta la ilusión de un sueño que parecía imposible pocos minutos antes. Tras detenerse el juego más de cinco minutos para su verificación, Salva Sevilla no logra superar desde los once metros al guardameta granadino. La pena máxima de repente se convierte en una desesperante losa. La expulsión de Duarte instantes  después por interrumpir bruscamente un contrataque nazarí vuelve a equilibrar en número a los equipos sobre el terreno de juego. El Granada coge oxígeno para la prolongación del encuentro y, aunque no genera grandes ocasiones, acaba el partido pisando el campo adversario.

Todos salen descontentos del partido. El Granada creyéndose acreedor de una victoria que una "injusta expulsión" le impidió conquistar. El Deportivo Alavés con la amargura de no haber sumado tres puntos y de estar pagando un elevado precio por  errores imperdonables y falta de aciertos en momentos determinantes a estas alturas de la competición.

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