El mapa de la contaminación global por dióxido de nitrógeno

La sexta edición del estudio de la ONU Perspectivas del Medio Ambiente Mundial, elaborado durante los últimos cinco años por un equipo de 250 científicos y expertos de más de 70 países, muestra hasta que punto la protección del medio ambiente es cuestión de vida o muerte para millones de personas.

Actualmente, señalan los expertos, ya existen políticas y tecnologías que eviten estos riesgos, pero falta voluntad política para implementarlas a una velocidad y una escala suficientes para cambiar el modelo económico actual, basado en “crecer ahora, limpiar después”. Para pensar en un futuro saludable en 2050 se debe plantear en cambio un modelo “cero residuos”, acorde con los objetivos del Acuerdo de París de mitigación del cambio climático

Según el informe, si los países destinan a las inversiones verdes el equivalente a 2% del PIB, producirían un crecimiento a largo plazo tan alto como el que se proyecta actualmente, pero con menor impacto en el cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de ecosistemas.

Asimismo, los expertos aconsejan adoptar dietas con menor consumo de carne y reducir el desperdicio de comida. De seguir en la línea actual, será necesario aumentar la producción de alimentos en 50% para satisfacer la demanda de entre 9.000 y 10.000 millones de habitantes del planeta en 2050. El informe también hace un llamamiento para frenar el flujo de 8 millones de toneladas de residuos plásticos que llegan a los océanos cada año.

Todas las medidas planteadas cuentan, pero la alerta se dispara cuando mencionan la contaminación del aire, el principal factor ambiental que influye en la enfermedad y la muerte prematura. Se calcula que ocasiona entre seis y siete millones de muertes prematuras al año, además de pérdidas anuales en materia de bienestar estimadas en 4,4 billones de euros. El informe incide en que, en 2016, el 95% de la población del planeta residía en zonas con unos niveles de exposición a las partículas finas (las de menos de 2,5 micras de diámetro y las más peligrosas) por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

Además de las partículas en suspensión (PM), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico (O3) son los agentes contaminantes que más perjudican a nuestra salud.

Hoy la imagen de Ciencia click es la de un mapa de la tierra con los continentes cuajados de zonas verdes, amarillas, rojas y hasta moradas, el mapa de la contaminación de dióxido de nitrógeno. Este tipo de contaminación proviene del tráfico y de la combustión de combustibles fósiles en los procesos industriales. Puede causar problemas de salud importantes al irritar los pulmones y puede contribuir a la aparición de problemas respiratorios.

Este y otros mapas similares están elaborados a partir de la información que recopila el satélite Copernicus Sentinel-5P, desarrollado por la Agencia Espacial Europea y lanzado en octubre de 2017 para mapear una multitud de contaminantes del aire en todo el mundo.

El satélite lleva el sensor más avanzado de su tipo desarrollado hasta la fecha. Este instrumento de vanguardia, denominado Tropomi, detecta la huella digital única de los gases atmosféricos para generar imágenes de los contaminantes del aire con mayor precisión y con una resolución espacial sin parangón.

Las mediciones recopiladas entre abril y septiembre de 2018 se han analizado para obtener un promedio y así poder mostrar exactamente dónde el dióxido de nitrógeno está contaminando el aire. Las zonas que destacan en rojo y morado son Europa Occidental y China.

El mapa muestra las emisiones de las principales ciudades, pero también de las ciudades de tamaño mediano. Con el instrumento Tropomi de Copernicus Sentinel-5P, se puede observar la contaminación que producen las centrales eléctricas y otros complejos industriales, así como las principales autopistas.