La fraternidad que cambió la II guerra mundial y cómo vive el pez de hielo

En 1940 la Europa continental se va viendo arrollada por el ejército alemán, que va ocupando país tras país en una cadena de acontecimientos que hacen pensar que son imparables. Gran Bretaña se convierte en la última democracia europea y en el refugio de exiliados de los países ocupados. Familias reales, dirigentes políticos, militares, científicos, intelectuales y personas de toda condición se instalan en las islas británicas tras abandonar Francia, Polonia, Bélgica, Holanda o Noruega.

En 'La Mecánica del Caracol' presentamos el libro La isla de la esperanza, de Lynne Olson, cuyas publicaciones sobre la política en la II Guerra Mundial han alcanzado reconocimiento internacional. Este libro, a caballo entre crónica periodística y libro de historia, relata la historia de cómo los exiliados de media Europa contribuyeron al esfuerzo aliado en la guerra. Trabajando desde Gran Bretaña o de vuelta a sus países con la resistencia, participaron en la derrota del régimen nazi, algunos son reyes y generales y otros personas totalmente desconocidas. Sus historias se narran en esta obra que edita Desperta Ferro ediciones. Javier Gómez, uno de los fundadores y editores de Desperta Ferro, presenta esta obra.

Juan Ignacio Pérez Iglesias, catedrático de Fisiología de UPV-EHU, explica cómo sobreviven los peces hielo o dracos en las frías aguas que rodean la Antártida. Son muy peculiares: su sangre no tiene hemoglobina ni sus músculos mioglobina. Al carecer de pigmento respiratorio, su sangre no tiene el color rojo característico de la sangre de vertebrados; son blanquecinos, casi translúcidos.  ¿Por qué han perdido la hemoglobina estos peces en el curso de su evolución? ¿No necesitan hemoglobina para captar el oxígeno y llevarlo a las células?