Crisis Económica 2020
MCC
Redacción
Los principales emblemas del grupo cooperativo están en crisis, y tras la dimisión del presidente Txema Gisasola, MCC se enfrenta a una redefinición del proyecto.
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"La Corporación no está en riesgo. Sigue siendo un proyecto con futuro". Así lo aseguraba hace apenas dos meses Txema Gisasola, hasta ayer presidente de la Corporación Mondragón (MCC), un grupo que aborda un proceso de redefinición de su futuro arrastrado por las crisis de dos de sus emblemas: Fagor Electrodomésticos y Eroski.
MCC presume de ser la primera entidad cooperativa del mundo, la mayor corporación industrial de la CAV y la séptima del Estado español y, sobre todo, de personificar un modelo de economía social alternativo al sistema liberal capitalista cuestionado por la crisis económica a partir de 2008.
La recesión, no obstante, no ha perdonado al grupo y le ha llevado a vivir dos hitos inéditos en sus sesenta años de andadura: la entrada de una de sus compañías -la más importante, Fagor Electrodomésticos- en concurso de acreedores; y la dimisión de su presidente.
Txema Gisasola presentó ayer su renuncia "por motivos personales" tras una gestión de sólo un año y medio marcada por el hundimiento de Fagor Electrodomésticos, precisamente la compañía que él mismo había dirigido entre 2006 y 2012, los años en los que se precipitó su declive.
La corporación asentada en el guipuzcoano valle del Alto Deba agrupa a 110 cooperativas dedicadas a muy diversos sectores, que sumaron en 2012 una facturación de casi 13.000 millones de euros y emplean a más de 80.000 personas.
Esta agrupación empresarial, que representa el 3,2 % del PIB de la CAV, ha basado su fortaleza en la diversificación de sus negocios, de manera que el músculo de sectores aún hoy muy dinámicos, como el de la automoción, le ha permitido hasta ahora hacer frente a las dificultades de las áreas más afectadas por la crisis.
Mientras se dirimen las posibilidades de viabilidad de parte de los negocios de Fagor Electrodomésticos -existe un plan apoyado por las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa para salvar la línea de confort-, el grupo ha activado sus sistemas de solidaridad mediante la recolocación de más de 400 de los socios trabajadores de la empresa y prepara un plan para dar trabajo a otros 400 en los próximos seis meses.
Eroski
Al mismo tiempo, otro de los puntales de MCC, la cooperativa de distribución Eroski, se enfrenta a graves problemas económicos, inmersa en una renegociación de los 2.500 millones de deuda que acumula, y también de imagen, debido al conflicto de las aportaciones subordinadas que vendió a partir de 2002.
Eroski, un gigante con un millón de clientes diarios y 38.420 trabajadores, de los que 12.260 son cooperativistas, inició hace una década un proceso de expansión, que entre otras operaciones le llevó a comprar las tiendas Caprabo.
Su continua expansión le condujo a endeudarse hasta los 3.600 millones de euros y, entre las operaciones para conseguir dinero, emitió unas aportaciones a perpetuidad por un total 660 millones.
El pasado jueves, un día antes de que Gisasola presentara su dimisión, Eroski alcanzó un "un acuerdo de intenciones" con la banca para proponer a los titulares de sus aportaciones financieras subordinadas el pago del 15 % de su inversión en metálico y el canje de los títulos por bonos a 12 años con un valor del 55 %, lo que implica una quita del 30 %.
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