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Los riesgos de la dolarización de la economía argentina

Felipe Etxebarria

Felipe Etxebarria

Una medida similar fue adoptada a principios de los años 90. Entonces, el Gobierno de Buenos Aires fijó la paridad de cambio en un peso por cada dólar. Esa política tuvo que ser abandonada en 2002, por la fuerte recesión causada.

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La introducción del dólar para sustituir al peso en Argentina es una de las medidas choque prometidas por el presidente electo, el ultraliberal Javier Milei, para hacer frente al desastroso estado de la economía. Además de soportar una inflación del 140 %, la segunda economía de América Latina viene sufriendo una fuerte caída de la producción agrícola, debido a la sequía de los últimos tres años.

¿Tiene sentido la dolarización de la economía Argentina?

Una medida similar fue adoptada a principios de los años 90 para hacer frente a la recesión y a la hiperinflación. Entonces, el Gobierno de Buenos Aires fijó la paridad de cambio en un peso por cada dólar. Esa política tuvo que ser abandonada en 2002, por la fuerte recesión causada, y por las protestas contra la limitación a la retirada de los depósitos bancarios.

Pero Milei quiere ir todavía más lejos y ha prometido abolir el Banco Central y "dolarizar" la economía. Esto significa que la política monetaria de Argentina estaría marcada en Washington y no en Buenos Aires.

Uno de los problemas principales es que las economías de Estados Unidos y de Argentina son muy diferentes. Lo que es bueno para una, puede no serlo para la otra.

Con esta medida Argentina renunciaría a la posibilidad de marcar los tipos de interés y a devaluar su moneda.

Otro problema sería cómo hacer acopio de dólares, cuando el Banco Central de Argentina apenas cuenta con dólares en sus reservas. Milei podría pedírselos prestados al Fondo Monetario Internacional, pero Argentina tiene ya una deuda de  44 000 millones de dólares con este organismo. El FMI duda que la medida pueda llevarse a cabo a corto plazo, ya que el peso deberá ser fuertemente devaluado antes de la dolarización, lo que dispararía aún más los precios de los productos básicos. 

Además, una dolarización de la economía tendría una difícil vuelta atrás, según sostienen economistas del Centro para la Investigación Económica y Política de Washington. Sería una medida suicida. Además, los recortes en el estado del bienestar, prometidos por Milei, como la privatización de la Educación y la Sanidad,  serán reformas impopulares cuyo peso recaerá sobre las capas más pobres de la población.

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