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Riesgo de cohabitación en las legislativas francesas

FELIPE ETXEBARRIA

FELIPE ETXEBARRIA

El lider de la izquierda gala Jean Luc Mélenchon aspira a una mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional, en la segunda vuelta de las elecciones legislativa de este domingo. Ello le permitiría ser nombrado Primer Ministro, y obligaría a Macron a una presidencia de la República en cohabitación.

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No sería la primera vez que el partido del Presidente y el de la mayoría parlamentaria no coinciden. Hasta en tres ocasiones se ha producido esta circunstancia en la historia reciente de Francia, y en cada una la práctica de la cohabitación fue distinta.

Primera cohabitación (1986-1988): Se produce entre el socialista François Mitterrand, presidente de la República, y el Primer ministro conservador, Jacques Chirac. Aquella cohabitación se desarrolló con numerosos de roces entre ambos mandatarios.
Por primera vez el poder ejecutivo se concentraba en manos del Primer ministro. Pero el Presidente tenía la espada de Damócles, porque podía en cualquier momento poner fin a esa cohabitación dimitiendo o disolviendo el parlamento.

Segunda cohabitación (1993-1995): El presidente Mitterrand se vio obligado a nombrar primer ministro el conservador Edouard Balladurd, cuyo partido logró la mayoría absoluta en la Asamblea. Esta vez el Partido Socialista con el 17 % de los sufragios había sufrido una estrepitosa derrota, lo que unido a los problemas de salud, obligó al jefe de Estado a una política más retraída. Pero ello no impidió a Mitterrand desmarcarse de la acción de gobierno cuando veía que los derechos sociales estaban en juego.

Tercera cohabitación (1997-2002): El presidente de la República, ya Jacques Chirac nombra Primer ministro al socialista Lionel Jospin. Se desarrolla en un contexto difícil para Chirac, ya que su derrota electoral se produce después de haber provocado la disolución del parlamento, lo que le impedía una nueva disolución en un año. En cualquier caso, como hizo su predecesor Mitterrand, el presidente Chirac, erigiéndose en guardián de los intereses generales, ejercía de magistrado dirigiendo gestos a la opinión pública, para mostrar su desacuerdo con políticas concretas del gobierno.

En caso de cohabitación el Primer ministro asume todas las prerrogativas del ejecutivo. El Presidente que tiene muy limitadas sus funciones, conserva un papel activo solamente en política exterior y defensa . Como el Jefe del Estado presidente el Consejo de ministros, su firma es necesaria en los decretos gubernamentales. Negándose a estampar su firma, el Presidente puede impedir la aprobación de ciertos decretos, como ya ocurrió durante la primera cohabitación. Pero en lo esencial el poder del Presidente queda muy limitado en la cohabitación. Es esa situación la que el presidente Macron quiere evitar a toda costa que ocurra este domingo.

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