Agur, Theresa

La ceremonia de ayer en las playas de Normandía fue el último acto oficial de Theresa May. Hoy hará efectiva su dimisión en el cargo de primera ministra, aunque seguirá de forma provisional unas semanas, hasta que el Partido Conservador elija a su sustituto.

Es difícil hacer un juicio a Theresa May. Muchos opinan que intentó honestamente llevar a cabo el brexit, cumpliendo el deseo de los británicos expresado en el referéndum de 2016. Otros creen que todo lo que ha hecho ha sido un desastre y que se empeñó en seguir siendo primera ministra contra viento y marea.

Desde luego, hay un fallo terrible que cometió: fue adelantar las elecciones en 2017, creyendo que el Partido Conservador iba a aumentar la mayoría absoluta que ya tenía, y el resultado fue el contrario: el partido perdió la mayoría y a partir de ahí ya era imposible sacar adelante el brexit.

May quedó como rehén de los unionistas norirlandeses, cuyo apoyo necesitaba para llegar a la mayoría, y del sector euroescéptico del Partido Conservador, que torpedeó todas las propuestas de May. Mientras May intentaba sacar adelante un acuerdo negociado con la Unión Europea, una tercera parte de sus diputados presionaba para salirse sin un acuerdo, con portazo. Eso es, dar un portazo, lo que va a querer hacer probablemente el conservador que sustituya a May.