Zinemaldia
Premio Zinemira
Natxo Velez | EITB Media
El catálogo de promoción de cortometrajes vascos recibirá el premio Zinemira esta noche, en la Gala del Cine Vasco del Festival de San Sebastián.
Esther Cabero, coordinadora de Kimuak, y Txema Muñoz, responsable
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Crear, sea cual sea el formato, no es una tarea fácil. Para concebir algo de la nada, son necesarios, al menos, conocimiento, medios, pasión y tiempo; no es tarea sencilla. Pero una vez terminado el proceso de creación, llega el momento de enseñárselo al público, y la capacidad de poder hacerlo muchas veces no está al alcance del creador o de la creadora.
Conocedores de ese problema, en 1998 se creó el programa Kimuak en el ámbito del cortometraje, un programa de difusión y promoción de cortometrajes organizado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, a través del Instituto Vasco Etxepare, con la colaboración de la Fundación Filmoteca Vasca y Zineuskadi.
Un jurado independiente selecciona cada año una serie de títulos que recorren el mundo de festival en festival bajo el sello de calidad de Kimuak. Esta marca ha avalado trabajos de los directores Raúl de la Fuente, Izibene Oñederra, los Moriarti, Ione Hernández, Koldo Almandoz, Begoña Vicario, Oskar Santos, Igor Legarreta, María Elorza, Koldo Serra, Isabel Herguera…
Hemos hablado poco antes de que reciban el premio esta noche con el responsable de Kimuak, Txema Muñoz, y la coordinadora del mismo, Esther Cabero.
¿Cómo habéis recibido la noticia de que vais a ser galardonados con el premio Zinemira?
Nos ha hecho mucho ilusión, por una parte porque lo entrega el propio sector y por otra porque se trata de un premio para todos los compañeros de viaje de Kimuak.
En los 23 años que tiene el programa, hemos recibido el apoyo incondicional de instituciones, creadores y exhibidores, por lo que el premio Zinemira nos parece un reconocimiento a toda esa red.
Kimuak nació en 1998. ¿Cómo ha cambiado el panorama para los creadores vascos de cortometrajes en estos 23 años?
Hoy en día, el mayor escaparate para los cortometrajes son los festivales, eso no ha cambiado casi nada. Los avances tecnológicos han supuesto grandes facilidades para distribuir y mostrar el cine en mejores condiciones, los costes han bajado y las fronteras han desaparecido.
Ahora, tenemos que enfrentarnos al reto que suponen las plataformas: debemos garantizar buenas condiciones cualitativas para los creadores, y asegurarnos de que sus propuestas no se pierden en una oferta cada vez más amplia.
¿Qué busca el jurado compuesto por cinco personas en los cortometrajes presentados a Kimuak, a la hora de decidir incorporarlos al catálogo?
La principal premisa es valorar la calidad general. El jurado se reúne en persona para que la discusión sea abierta. Una vez limitada la lista, se pueden valer de criterios como la forma, el género, el idioma u otros para realizar la selección final y que esta resulte lo más equilibrada y significativa posible.
Kimuak
Una vez que los límites entre formatos, géneros y demás van siendo cada vez más laxos (es así, ¿verdad?), ¿ha cambiado la percepción del público hacia los cortometrajes?
Sí, es así: cada vez es más común jugar con distintos géneros y muchos autores tomar grandes riesgos en ese sentido.
Además, el de los cortometrajes siempre ha sido un espacio para la experimentación. Y eso, además de enriquecer nuestra cinematografía, también nos permite llegar a un público más amplio, ya que las obras formalmente más tradicionales no dejan de producirse.
Por otro lado, podríamos decir que el público de cortometrajes presenta una actitud más abierta a la hora de ponerse frente a la pantalla, comparado con cuando ve otras duraciones y formatos.
La prosperidad que hubo en el campo de los cortometrajes a finales de la década de los 90 ha llegado a otros ámbitos del cine en los últimos años. ¿Cómo habéis visto el apogeo del cine vasco de estos últimos años y su reconocimiento internacional desde la posición que os corresponde en esa cadena?
Los buenos resultados actuales son consecuencia de una larga y continua inversión. La ayuda a la distribución, como en el caso de Kimuak, se complementa con subvenciones en otras etapas de la producción, programas de mentoring o residencias y ayudas a la difusión, además de con una preparación cada vez más especializada de creadores y técnicos. Se trata de un trabajo profundo, y todas sus partes son necesarias para mantener el nivel.
¿Cuál es desde vuestro punto de vista el actual estado de salud del cine vasco?
En cuanto a creación es muy bueno. Cada año se estrenan nuevas producciones que obtienen difusión internacional.
Las cifras, además, son altas para tratarse de una pequeña nación. Otro tema es que el sector no ha llegado a profesionalizarse del todo, y, en el caso de los cortos, aún prevalece la precariedad. Las instituciones vascas aportan una ayuda increíble, pero en este proceso es imprescindible industrializar el sector.
Recibiréis el premio Zinemira en el Zinemaldia. ¿Qué influencia tiene para los cineastas vascos y el sistema audiovisual vasco tener al lado un festival del tamaño del de San Sebastián?
Ayuda a formar un ecosistema, y nos impone a todos los agentes un gran nivel de exigencia. Un festival de primera línea como el de San Sebastián, en la medida en que es un escaparate internacional, influye desde la fase de escritura de los proyectos, y apoya el hecho de que todos los pasos intermedios estén acompañados.
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