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Cine

‘Los tontos y los estúpidos’

Roberto Castón: 'Todos hemos sido tanto tontos como estúpidos'

Natxo Velez | eitb.eus

"Los tontos y los estúpidos", segundo largometraje del director Roberto Castón (A Coruña, 1973), llegó a los cines el pasado viernes tras un muy notable paso por el Zinemaldia.

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Roberto Castón ha encarado el estreno en salas comerciales de su segundo largometraje, tras debutar con “Ander” (2009), con el espaldarazo que le han supuesto las buenas críticas y el tercer puesto en la clasificación del Premio de la Juventud cosechados en el reciente Festival de Cine de San Sebastián.

En "Los tontos y los estúpidos", un grupo de profesionales del cine entra en un plató para, a lo largo de un solo día, contar la historia de “Los tontos y los estúpidos”. Sentados alrededor de una mesa y siguiendo las indicaciones del director (interpretado por Roberto Álamo), los actores nos presentan el proceso de creación de los personajes y de cómo mediante los ensayos, las indicaciones, la iluminación, el sonido o el atrezzo, lo que al principio no era más que una historia plasmada en un guión se convierte en una película, en cine.

En ese contexto, Mario (Josean Bengoetxea), Paula (Cuca Escribano), Miguel (Aitor Beltran) y Lourdes  (Nausicaa Bonin) entrecruzan sus caminos mientras buscan una salida a una vida que nos les gusta, lo que les obligará a tomar decisiones, bien dejándose llevar por el corazón bien haciéndolo desde el miedo al cambio.

Roberto Castón, el director de la película, nos ha dado algunas claves sobre la película.

¿Quiénes son “los tontos” y quiénes “los estúpidos”? ¿Hay más de los unos o de los otros hoy en día?

En la película hay cuatro protagonistas que están en un momento bastante infeliz de sus vidas: unos porque han dejado escapar las oportunidades que ofrece la vida, quizá por no confiar mucho en sí mismos o por pecar de inocencia; otros, porque tropiezan una y otra vez con la misma piedra, porque insisten egoístamente en buscar un placer inmediato, sin importarles demasiado los demás. Esta es la diferencia entre los tontos y los estúpidos. Yo creo que todos somos o hemos sido en algún momento de nuestras vidas tanto tontos como estúpidos.

Has dicho que los cuatro temas principales de esta historia, como en “Ander”, tu anterior largometraje, son la aceptación, la soledad, la búsqueda del amor y la construcción de la familia. ¿En qué difiere el acercamiento a estos temas en esta segunda película?

Hay muchas cosas que la diferencia de “Ander”, tanto a nivel formal como narrativo. “Los tontos y los estúpidos” es una película coral en un (imaginado) ambiente urbano. Además pasamos del naturalismo casi documental de la primera a la buscada artificiosidad de la segunda. Pero se mantiene el cariño extremo por los personajes, una cuidada fotografía y unas magníficas interpretaciones.

¿Cómo ha sido la experiencia de mostrar el proceso de creación de una historia dentro de otra historia?

Me he sentido muy libre y muy creativo, pero no solo yo, sino también en mi relación creativa con el resto del equipo. Sabíamos que una experiencia así difícilmente la íbamos a poder repetir, así que fuimos a por todas. En última instancia la película es un homenaje a los trabajadores del cine.

¿Cómo fue el estreno en el pasado Zinemaldia?

Impresionante. No sabíamos qué respuesta podría tener del público porque la propuesta es muy arriesgada, pero yo confiaba en el resultado y estaba casi convencido de que había hecho una película para toda clase de público, pero sin perder mi sello personal. Las ovaciones y los cinco minutos de aplausos despejaron cualquier duda.

¿Qué acogida espera en las salas? ¿Cuál será el recorrido comercial de la película?

Parte con 15 copias repartidas en 12 ciudades. El próximo fin de semana, se añadirán 5 más. No está nada mal para una película de estas características. El boca a boca va a ser crucial y creo que será bueno, que la gente que la vaya a ver seguro que la recomienda, pero para eso hay que tener un poco de paciencia y los exhibidores no tienen mucha: como la primera semana no vaya como ellos quieren, adiós. De todas maneras, nunca se sabe cómo va a ser la respuesta del público. Y eso es bueno.

 

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