Sociedad -
Reportaje
Orgullo LGBTI+: es político, es de colores y no está en venta
Las plataformas Intifada Marika y Ozen! denuncian la lectura capitalista del 28J y la mercantilización de las reivindicaciones del colectivo LGTBI+.
Berezi Fernandez | EITB Media
Euskaraz irakurri: LGTBI+ Harrotasuna: politikoa da, kolore asko ditu eta ez dago salgai
Un "cortocircuito mental". Eso es lo que le provoca a Koldo, de Intifada Marika, que las instituciones y las grandes empresas se aprovechen económicamente de las reivindicaciones del Orgullo LGBTI+. Él mismo y Bea, de la plataforma Ozen!, hablan sobre la mercantilización de esta lucha social —y por lo tanto, de clase— así como de la despolitización del movimiento a favor de un modelo de sociedad capitalista.
Bea y Koldo militan también en Harro Plataforma y en E28 Koordinadora, grupos que trabajan por los derechos de las personas LGTBI+ en Bizkaia. En los últimos años, además, han reforzado uniones con otros colectivos, como las personas jubiladas y las racializadas, porque entienden que la LGTBI+ es una "lucha de clases" que atañe a muchas personas oprimidas.
En esta misma línea, afirman que el propio capitalismo busca figuras para "mantenerse y sostenerse", como "la familia nuclear o las parejas monógamas, heterosexuales y reproductoras". Estos modelos, según explican desde Ozen!, no casan con las necesidades de la comunidad LGTBI+, que nunca ha buscado encajar en ellos, sino destruirlos y "crear nuevos sistemas relacionales, afectivos, sociales y económicos".
"Vivimos, y nos pasan cosas muy duras en la ciudad", recalca Bea. El 28 de junio, Día del Orgullo LGBTI+, E28 Koordinadora reivindicará nuevas vías en las que se respeten los derechos humanos y exigirá espacios públicos en los que ser bollera, marica, trans, racializada o trabajadora sexual sea seguro. En la manifestación convocada por la plataforma en Bilbao, dejarán claro que son quienes habitan la ciudad, poniendo sus cuerpos y trabajando para ella.
Ni se compra ni se vende
Que la bandera arcoíris vista fachadas, escaparates, logos y fotos de perfil de redes sociales durante el mes de junio es un hecho que enfrenta al colectivo con sus propios símbolos. En 2019, Intifada Marika puso en marcha la campaña "El Gaypitalismo lo paramos unidxs", cuando se supo que en Bilbao y San Sebastián se iban a construir dos hoteles gays y que la capital vizcaína había sido propuesta para ser sede del Europride (Orgullo Europeo).
"El Orgullo no es una fiesta en un barco, no es económico ni rentable. Es una lucha social y las empresas tienen que estar fuera de toda lucha social, no pueden sacar dinero de los derechos humanos", clama el representante de Intifada Marika.
En los últimos años, las instituciones también han marcado en su agenda el 28J, a juicio de los miembros de Harro Plataforma, de forma pretenciosa. Así, denuncian que poner una bandera en un balcón o una chapa en una solapa no facilita que las personas que ese día luchan por sus derechos tengan una ciudad más habitable. Según expone Bea, militante de Ozen!, "pinkwashing es decir que Bilbao es la ciudad más abierta del mundo mundial, mientras nos pasan muchas cosas a las que no se les pone solución y se mira para otro lado".
Poniendo otro ejemplo concreto, Bea recuerda una campaña en la que una entidad bancaria usó una foto de dos lesbianas casándose, para después "pedir una hipoteca y comprarse un perro". Y esta misma es una de las claves del problema de la reapropiación de las imágenes y los símbolos del colectivo por parte de las grandes compañías: "Ni si quiera es mi tipo relacional, yo no encajo en esa venta de lo que se supone que soy, me están vendiendo y ni si quiera soy eso".
Insistiendo en la inacción de las instituciones, las personas entrevistadas por eitb.eus hacen mención a la agresión homófoba que ha sufrido recientemente Ekain, un joven de Basauri. Y es que, lejos de tratarse de un hecho aislado, estamos ante un problema que emerge desde las propias raíces de un sistema heteronormativo e intolerante.
"Todes tenemos una historia, a todes nos han pegado alguna vez y estamos oprimides constantemente", relata el representante de Intifada Marika, que opta por usar un lenguaje inclusivo en su discurso. Asegura que, para mirar de frente a este problema, una condena institucional es insuficiente: "no están haciendo nada para un cambio social, que es lo necesario".
Es una revolución y se puede bailar
Ya lo decía Emma Goldman, activista a favor de las sufragistas, a finales del siglo XIX: "Si no puedo bailar, no es mi revolución". 80 años después de la muerte de la pensadora rusa, la célebre frase ha sabido envejecer y sigue teniendo sentido en las principales revoluciones contemporáneas.
Tener que elegir entre un Orgullo político y uno festivo plantea una falsa dicotomía, según Bea, ya que el 28J se hacen ambas cosas: "Ofrecemos las dos opciones, pero entendemos la fiesta de otra manera. Creamos espacios que no se nos permiten. Yo, como lesbiana, en Bilbao no tengo un espacio de ocio en el que existir. Y los creamos porque los necesitamos. Pero el Orgullo, más allá de eso, es una forma de usar nuestro poder para poder exigir cosas".
Siguiendo con la lectura anticapitalista del 28J, desde Intifada Marika explican que hoy en día se programan eventos en los que "el modelo gay que quieren es blanco, adinerado y sin pluma". En Ozen!, por su parte, le buscan una segunda vuelta a la programación de actos festivos por parte de las instituciones: "Es una forma de despolitizar el día, se ha intentado hacer también con el feminismo. Se espera que hagamos un desfile y acabemos, es una forma de decir 'déjales que hagan su cosa y se vayan a casa'".
Orgullo y memoria en Euskal Herria
El imaginario norteamericano atraviesa también a la lucha LGBTI+. Sin embargo, sería interesante hacer un ejercicio de memoria colectiva en el que darnos cuenta, como sociedad, que los referentes están en nuestras calles, barrios, pueblos y ciudades.
Aunque sea lo ocurrido en Stonewall lo que se conmemora cada 28 de junio, Bea recuerda que hace 41 años (10 años después de la citada revuelta norteamericana) un miembro de la Policía Nacional mató a Francis en Errenteria. "Aquí tenemos a EHGAM —movimiento gay de liberación de la homosexualidad—, que tiene una larga historia. Tenemos nuestra propia historia, no hace falta ir a Stonewall", remarca Koldo.
Según afirman las personas entrevistadas, este sería otro claro ejemplo del intento de convertir la lucha en marca, "se intenta hacernos creer que todo lo que exigimos lo hacemos porque nos lo han enseñado desde EE. UU., pero aquí tenemos unas necesidades y unos cuerpos que necesitan cosas, traerlo aquí y entenderlo como algo que nos pasa aquí es muy importante".