Sociedad -
Informe técnico
La duda sobre dónde estaba Beltrán, entre las claves para suspender su búsqueda
El informe realizado por el Gobierno Vasco apunta, además, que "los procesos físicos y químicos" registrados en el vertedero en esos 15 meses han podido contribuir a la descomposición del cuerpo.
Eider Garaikoetxea | EITB MEDIA
Euskaraz irakurri: Beltran non zegoen ez jakitea, bilatze lanak amaitzeko arrazoietako bat
Tras 15 meses de búsqueda, el Gobierno Vasco ha dado por finalizados este viernes los trabajos para hallar el cuerpo de Joaquín Beltrán, sepultado entre los escombros del vertedero de Zaldibar.
La Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología, quien ha liderado la búsqueda, ha elaborado un informe para resumir las actuaciones seguidas desde aquel 6 de febrero de 2020 así como aportar algunos posibles elementos que pudieran explicar por qué no se ha hallado el cuerpo del vecino de Zalla de 51 años.
El informe, con fecha del 12 de mayo, cita cinco elementos o factores que han podido contribuir en el "resultado negativo de la búsqueda" de Beltrán. En primer lugar, se constata la "incertidumbre de su ubicación precisa en el momento exacto del derrumbe". Ese hecho fue una de las dificultades con la que se encontraron en los primeros momentos del rescate, ya que "nadie vio la última posición de los dos fallecidos antes del derrumbe" por lo que se trabajó con hipótesis basadas en los testimonios de los supervivientes así como en los cálculos técnicos que trataron de determinar "la zona de destino final tras la avalancha de vertidos y la trayectoria que pudieron seguir los cuerpos".
El hecho de que, casi con toda seguridad, Alberto Sololuze se encontrara en la caseta de la báscula en la que trabajaba en el momento del colapso, ayudó en su búsqueda, ya que la estructura le protegió. En el caso de Beltrán, sin embargo, no hubo nada parecido.
Otro de los factores claves es que se han registrado temperaturas cercanas a los 70 ºC y presencia de lixiviados que han podido contribuir a la descomposición del cuerpo, como consecuencia de los "procesos físicos y químicos".
El informe también desgrana "la magnitud de la energía desarrollada" en la zona donde se produjo el desborde inicial, y así lo evidencian la desaparición de la cuneta perimetral (estructura de hormigón) y el estado de las láminas de poliestireno que servían de aislante del vaso.
Búsqueda casi sin descanso
El Gobierno Vasco subraya en el documento que "de los 461 días trascurridos (desde el desastre), las labores se han interrumpido únicamente en cinco jornadas; Noche Buena, Navidad, Noche Vieja, Año Nuevo y una jornada debido a las malas condiciones meteorológicas".
"Durante estos 15 meses se han movilizado unos 700 000 metros cúbicos de residuos para conseguir la estabilización del vertedero y lograr condiciones de seguridad en las labores de búsqueda. De ese volumen de residuos se han rastrillado y analizado 412 000 metros cúbicos", concretan.
Sobre el proceso de rastrillado, se asegura que este se ha realizado "suavemente, y bajo la revisión in situ del propio operario de la máquina". Además, recursos de la Ertzaintza han visualizado, a veces de forma presencial, y grabado el proceso en todo momento. Finalmente el material rastrillado y cribado se carga en la retroexcavadora siendo monitorizado y grabado nuevamente.
Los autores del informe dicen "no conocer ningún otro operativo en el que se hayan movilizado, rastrillado y cribado más de 400 000 metros cúbicos de materiales en forma de residuo a razón de 1000 metros cúbicos diarios con este nivel de detalle y meticulosidad para la búsqueda de dos personas desaparecidas". De hecho, el documento cita un caso anterior, el del colapso de vertedero de Bens (1996 en O Portiño, A Coruña) en el que "se movilizaron unas 100 000 toneladas de residuos quedando una persona sepultada entre ellos, no recuperándose nunca el cuerpo del sepultado". No obstante, el Gobierno Vasco apunta que en el caso de Zaldibar fue de 25 veces mayor al derrumbe de Bens, "con la circunstancia añadida del riesgo a otro posible colapso de cerca de otro medio millón más de toneladas".
Por último, tras citar otras dificultades a las que han tenido que hacer frente (como la presencia de amianto, la posibilidad de incendios, o la inestabilidad del terreno), han admitido que "durante largos periodos de tiempo se ha buscado donde se ha podido y no donde se quería".
El informe, que no viene firmado, finaliza lamentando que "en el caso de Joaquín Beltrán todo el trabajo realizado ha sido infructuoso" y añade: "¿Podrían ser las razones arriba apuntadas? Lo que sí podemos afirmar y reconocer es el enorme esfuerzo realizado".