Sociedad -
Violencia machista
El acusado de agresión sexual a la hija de su pareja en Getxo niega haberla violado
El hombre reconoce el abuso sexual, pero no la violación a la menor de 13 años. En el juicio, la Fiscalía pide para él 11 años de cárcel, en tanto que la acusación particular solicita 15.
Agencias | Redacción
Euskaraz irakurri: Bortxaketa ezeztatu du Getxon bikotekidearen alabari sexu-erasoa egin zion gizonak
El hombre acusado de agredir sexualmente a la hija de 13 años de edad de su pareja sentimental en Getxo ha reconocido ante el juez que sometió a tocamientos a la menor, pero ha negado que la violara. Mientras, los informes forenses expuestos en la vista oral celebrada este martes concluyen que tanto las evidencias como el relato de la niña "son compatibles con la penetración".
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Bizkaia ha juzgado este martes a un hombre acusado de agredir sexualmente, en marzo de 2018, a una menor de 13 años, hija de la que era entonces su pareja sentimental, en la vivienda que compartían en Algorta, en Getxo. La Fiscalía pide 11 años de cárcel por un delito de abuso sexual con acceso carnal, mientras que la acusación particular solicita 15 años de prisión por agresión sexual; la defensa pide la libre absolución.
En su declaración, el acusado ha reconocido que la noche del 28 de marzo de 2018 se encontraba en una vivienda, a cargo de las hijas de su pareja, que estaba trabajando. Sobre las once de la noche, se tumbó "vestido solo con los calzoncillos" en la cama de la menor, de 13 años; según ha declarado, le bajó los pantalones del pijama, y le realizó "tocamientos en la parte externa de la vagina y en los pechos".
"No hubo penetración en ningún momento, eyaculé en mis manos, me fui al baño, me aclaré la cara con agua, volví a la habitación y le pedí perdón porque me di cuenta de que lo que había hecho era una cosa horrorosa", ha explicado, para reconocer que pudo haber "transferencia de semen en la parte exterior de la vagina" de la menor, pero "en ningún momento penetración".
La víctima, que ha declarado por videoconferencia y a puerta cerrada, ha afirmado que pidió al acusado que parara, y que este le tapó la boca con las manos, según ha informado la acusación particular.
La menor no contó lo sucedido, sino que fue su madre la que, dos días después, revisó su teléfono móvil y descubrió una conversación en la que su hija trasladaba al acusado su "miedo a estar embarazada". En ese sentido, el encausado ha reconocido que compró un test de embarazo en la farmacia, ante "la insistencia" de la niña y "las dudas que tenía". También ha reconocido que, ante sus preguntas, le dijo que "era normal" que tuviera "dolor y molestias".
La madre, que cuando ocurrieron los hechos mantenía una relación de cinco años con el acusado y trabajaban juntos, ha declarado que el encausado le reconoció, mediante mensajes de WhatsApp, que "le había metido mano", y se justificó afirmando que "se le había ido la pinza": "Solo le importaba que la gente no lo supiera. Me preguntaba si lo iba a contar y me pedía que le avisara si la Policía iba a venir a por él", ha relatado.
Fue el padre de la menor quien, tras conocer lo ocurrido, la llevó dos días después al hospital de Cruces para que se iniciara el protocolo de agresiones sexuales. Horas más tarde, interpusieron denuncia ante la Ertzaintza, el 31 de marzo.
Hablan los expertos
El análisis de las evidencias recogidas en la habitación de la menor dieron como resultado la presencia de restos de semen en el pantalón de su pijama, así como restos fisiológicos del acusado y la víctima en las sábanas, según los expertos que realizaron las pruebas e informes periciales.
Asimismo, según los análisis realizados por peritos del Instituto Nacional de Toxicología, en la vagina de la niña se detectaron semen y espermatozoides del acusado, "compatibles con la penetración", y en el primer reconocimiento médico realizado en el hospital de Cruces la menor aseguró que el acusado la había "follado", aunque posteriormente la niña declaró en la Comisaría "desconocer si había habido penetración".
Según los peritos forenses, el relato referido por la menor y los resultados de las pruebas realizadas a las muestras ginecológicas son "compatibles con una penetración", al igual que los síntomas clínicos postraumáticos.
La Fiscalía ha mantenido su petición de 11 años por un delito de abuso sexual con acceso carnal, y la acusación particular solicita 15 años de prisión por agresión sexual, y pide también 35.000 euros en concepto de indemnización por "daños morales" y ante las posibles secuelas que en el futuro pueda sufrir la menor. Por su parte, la defensa ha pedido la libre absolución, al considerar que "en ningún momento ha quedado acreditado violencia o intimidación de ninguna clase" por lo que "decae el delito de agresión sexual".
Indignación de los familiares y protestas antes del juicio
Tras quedar el juicio visto para sentencia, el acusado ha abandonado los juzgados entre gritos de indignación de los familiares y amigos de la familia de la menor, cuya madre ha pedido a "todas las niñas que estén pasando" por lo mismo que "no se callen".
"No tenemos que tener ninguna vergüenza. Los que cometen el delito son los que tienen que agachar la cabeza. Basta ya, no nos tienen que matar ni violar. Esta niña estaba metida en su cama, con un pijama de franela y tapada hasta la cabeza, y la persona que se suponía que la tenía que cuidar la violó", ha denunciado.
Antes de iniciarse la vista oral, asociaciones y colectivos feministas, como Gafas Moradas, Akelarre Santutxu y Sutea Leioa, se han concentrado ante la Audiencia Provincial de Bizkaia, en Bilbao, bajo el lema 'Ninguna agresión sin respuesta'.
Según denuncian los colectivos feministas, los hechos se produjeron en el seno familiar, "siendo presunto el agresor, pareja de la madre de la menor violada, haciendo que el hecho en sí adquiera un grado de gravedad aún mas alto, pues se produjo en el seno del hogar, donde el presunto (agresor) tenía un grado de confianza absoluta al convivir con ellas".