Política -
Abdica el rey
El declive del rey Juan Carlos
El monarca renuncia al trono tras varios años de polémicas que han puesto en entredicho a la propia Corona.
David Pérez | eitb.com
El rey Juan Carlos I ha renunciado al trono tras observar cómo, en apenas dos años, ha perdido todo el crédito que ganó entre gran parte de la ciudadanía durante el golpe de Estado del 23-F. Como muestra un botón: los ciudadanos puntuaron con un 3,89 sobre 10 la confianza en él, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre de 2011.
Los annus horribilis del monarca comenzaron en febrero de 2012, con la imputación por corrupción de su yerno, el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, y continuó dos meses después, cuando el 11 de abril Felipe Juan Froilán, el nieto mayor de los reyes, se disparó en un pie por accidente cuando hacía prácticas de tiro con su padre, Jaime de Marichalar. Froilán, de 13 años, portaba un arma prohibida para menores de 14.
De aquel suceso quedó un gesto: el rey Juan Carlos no visitó a su nieto en el hospital. Y no lo hizo porque en esos momentos se encontraba cazando elefantes en un safari de lujo en Botsuana, suceso que trascendió únicamente porque el monarca se rompió la cadera y tuvo que ser ingresado y operado de urgencia.
La cacería dejó una frase para la historia, el "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir" que el monarca espetó cuando el 18 de abril abandonó el hospital.
Tan solo un día antes, el 17 de abril, el exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, imputado también en el caso Nóos, aportó al juez José Castro tres correos electrónicos que supuestamente demuestran que el rey Juan Carlos se implicó para favorecer los negocios de su yerno.
Acorralado por las polémicas y cuestionado por su estado de salud (ha pasado por el quirófano varias veces), el monarca intentó limpiar su imagen en enero de 2013 con una entrevista light con el reputado periodista Jesús Hermida. En aquella charla, Juan Carlos aseguró que no tenía intención de abdicar: "Me encuentro en buena forma, con energía y con ilusión".
A partir de ese momento entró en escena Corinna zu Sayn-Wittgenstein, "la amiga íntima del rey", como se le citaba en la prensa del corazón. Su nombre trascendió por primera vez en la cacería de Botsuana, pero posteriormente ha vuelto a copar portadas en numerosas polémicas.
El rey Juan Carlos, durante una cacería de elefantes en Botsuana
Varios correos electrónicos remitidos por Diego Torres al juez Castro este febrero, por ejemplo, desvelarían que Iñaki Urdangarin y Corinna Sayn-Wittgenstein hacían gestiones juntos e informaban al rey de sus operaciones.
La propia amiga del rey aseguró en una entrevista haber realizado trabajos "delicados y confidenciales" para el Gobierno español. Estas declaraciones provocaron que el mismo director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) diera explicaciones a puerta cerrada en el Congreso de los Diputados.
A todos estos capítulos hay que sumar la herencia millonaria que el padre del rey le dejó en unas cuentas en Suiza.
Según una información del diario El Mundo, Juan de Borbón, de quien se decía en su época que vivió modestamente, dejó una fortuna de 1.100 millones de pesetas cuando murió hace 20 años. 728 de esos millones se encontraban en Suiza, país de actualidad en las últimas semanas por ser el paraíso fiscal en el que también escondía su fortuna el extesorero del PP Luis Bárcenas, imputado en el caso Gürtel.
Corinna zu Sayn-Wittgenstein, el rey Juan Carlos y los joyeros británicos Patrick y Alexander Mavros, en el hotel Ritz de Madrid
Y como colofón a ese año de calamidades para la Casa Real, ha llegado la imputación de la hija del rey en un caso de corrupción, un suceso sin precedentes en las monarquías europeas.
Tampoco ha ayudado el contexto de descrédito generalizado de las instituciones y la clase política, que ha provocado que en las últimas elecciones europeas del 25-M el bipartidismo haya estallado por los aires al no sumar PP y PSOE la mitad de los votos.
Aunque desde la Zarzuela se asegura que el monarca decidió renunciar en enero, antes de conocer el veredicto de las urnas, lo cierto es que una cosa y otra, abdicación y descontento ciudadano, auguran un inicio de reinado 'caliente' para Felipe VI.