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EEUU-Cuba
Los republicanos tienen la llave para dar fin al embargo de Cuba
Obama necesita una ley para poner fin al bloqueo económico, pero no podrá aprobarla si no tiene el apoyo de los republicanos, que tienen mayoría en el congreso.
Redacción
Tras el acercamiento diplomático entre Cuba y EE. UU., todos los objetivos están fijados en las medidas que pueda tomar Washington para dar fin al bloqueo económico al que somete a la isla caribeña desde hace más de medio siglo.
Pero aunque Obama lo quiere, él solo no puede hacer nada para terminar con el "aislamiento" que ayer consideró que "no ha funcionado", ya que debe promulgar una ley que necesita del apoyo de los republicanos, que recientemente han conseguido la mayoría de la cámara.
Así, el proceso de acercamiento diplomático debería concluir con el fin del bloqueo económico que ha costado al Gobierno cubano 94.000 millones de euros, pero con las elecciones presidenciales de 2016 de fondo, resulta difícil pensar que los republicanos accedan a tomar esa medida, ya que tienen un gran apoyo de los exiliados cubanos en Florida, y cuentan con dichos exiliados en sus filas.
Por ahora, EE. UU. flexibilizará las prohibiciones para viajar o hacer negocios en la isla, aunque no abre la puerta al turismo que conllevaría un gran aporte económico; los estadounidenses podrán utilizar tarjetas de crédito y débito en Kuba; los estadounidenses con familia en la isla podrán enviar mayores cantidades de dinero; EE. UU. importará poco a poco productos locales de Cuba como puros o ron; y está por ver si le retiran el estatus de ?protector del terrorismo?, lo que conllevaría quitar numerosas sanciones.
Origen del embargo
En los años 50 del pasado siglo, la reforma agraria cubana y la nacionalización de industrias estadounidenses dispararon las alarmas en Washington, que decretó la imposición gradual de restricciones comerciales sobre la isla.
Los intentos de estrangulamiento económico del Gobierno de Fidel, que se oficializaron en 1960 con el embargo sobre las relaciones comerciales y empresariales de EE. UU. con la isla, se combinaron con planes para derrocar al líder revolucionario.
Este embargo, que durante décadas se ejecutó a golpe de decretos presidenciales, se reforzó en 1996 con la aprobación de la Ley Helms-Burton, pero ni ésa ni el resto de estrategias lograron el efecto deseado: la desaparición de Castro del mapa político.
Las dificultades económicas fruto del embargo llevaron al régimen castrista a estrechar vínculos con la Unión Soviética, considerada por aquel entonces por EEUU como "la gran amenaza roja".