Economía -
Fundada en 1888
Kodak solicita la quiebra voluntaria para reestructurar la compañía
George Eastman, fundador de la centenaria empresa fotográfica, dedicó casi toda su vida a que la fotografía llegara al alcance de la mayoría, tanto por precio como por facilidad de uso.
Redacción
Cuando hacemos algo tan sencillo como introducir un cartucho de 35 milímetros en una cámara fotográfica, deberíamos recordar a George Eastman, un hombre que dedicó casi toda su vida a que la fotografía llegara al alcance de la mayoría, tanto por precio como por facilidad de uso.
Hoy, la centenaria empresa fotográfica de Rochester (Nueva York) fundada en 1888, ha presentado una declaración de quiebra voluntaria para reestructurar la compañía que preside el español Antonio Pérez y asegurar así su futuro, según el consejo de administración.
Pese a lo que se pueda creer, los problemas de Kodak no están en no haber estado a la altura de los tiempos digitales, pues la firma es la inventora de la cámara digital, sino en que no ha rentabilizado muchos de sus negocios y por eso tendrá que recurrir a la venta de patentes.
De hecho, Kodak ha dedicado la mayor parte de sus inversiones durante los últimos años al área digital y material de alta tecnología, que generaron el 75% de sus ingresos en 2011.
Uno de los primeros hitos de Eastman-Kodak fue la cámara de carrete. Claro que estas primeras no eran, ni mucho menos, como las que conocemos ahora.
Eran una caja oscura que tenía dentro un carrete de 100 tomas que una vez usado se devolvía a Kodak, que revelaba la película, y devolvía de nuevo la cámara cargada y las fotos positivadas.
Eran los tiempos del eslogan "usted apriete el botón, nosotros hacemos el resto".
George Eastman fue un auténtico pionero, hijo de un inmigrante inglés que llegó a Salisbury (Massachussets), nació en Waterville (Nueva York) en 1854, y tras una niñez de pobreza, abandonó la escuela para trabajar desde los 14 años de mensajero y limpiador por un sueldo ínfimo que le permitió, sin embargo, ahorrar algunos dólares para dedicarlos a sus inventos.
En la historia de Kodak, que fue el gran competidora de la alemana Agfa, otro de los gigantes de la fotografía, hoy también venido un poco a menos, han existido éxitos impresionantes como el lanzamiento en 1963 de la "Instamatic".
Lo más interesante de estas cámaras, que pusieron la fotografía al alcance de gran parte de los ciudadanos, es que en vez de utilizar el carrete de 35 milímetros usaba un cartucho de 126 que se encajaba en la cámara sin que el usuario tuviera que hacer nada más que disparar o apenas algún mínimo ajuste de luz.
Entre 1963 y 1970 se fabricaron 50 millones de unidades de las diferentes "Instamatic" y fue tal el éxito que incluso marcas míticas como las alemanas Zeiss Ikon, el productor de la histórica Contax III (usada por el afamado fotógrafo Robert Kappa), o Rollei produjeron cámaras con formato 126.
Podría pensarse que la cámara digital hundió el negocio de la fotografía analógica o química, pero no es cierto porque, precisamente, el inventor de ese tipo de cámara fue un ingeniero de Eastman Kodak, Steve Sasson, en 1975.
Sin embargo, sí se puede decir que Kodak no ha sabido explotar bien este negocio y ahora, con una deuda de 2.000 millones de dólares y con 19.000 trabajadores en todo el mundo, la firma del fundador Eastman, la marca de la "k" y la historia de la fotografía están en vilo.
La quiebra de la compañía ya era esperada por los mercados, y los nuevos rumores sobre esta posibilidad hicieron que las acciones de la sociedad cayeran el pasado día 4 hasta un 30% y llegaran a cotizar a 46 centavos, de modo que en los últimos doce meses acumuló una depreciación del 91,53%.