Internacional -
Análisis
Eritrea: un país pobre y sin libertades
Desde que es independiente, en Eritrea hay una dictadura de partido único que ha sido denunciada varias veces en la ONU por vulnerar los derechos humanos.
Jesús Torquemada
Eritrea es uno de los países más pequeños de África, tanto en superficie como en población (cinco millones). Es también uno de los más pobres. En el Índice de Desarrollo Humano que elabora la ONU, figura entre los diez menos desarrollados del mundo.
Es también un país joven. Se hizo independiente en 1993, separándose de Etiopía. La separación fue amistosa al principio; pero cinco años después Eritrea decidió cobrar peaje a los camiones etíopes, y además en dólares.
Eso a Etiopía le complicaba mucho la vida, porque Etiopía, al perder Eritrea, se quedó sin salida al mar, y su café lo tenía que exportar por los puertos eritreos.
Las relaciones se rompieron y estalló una guerra de dos años que dejó aún peor la ya débil economía de los dos países. Además, tanto Etiopía como Eritrea dedican muchos recursos a sus fuerzas armadas; en el caso de Eritrea, el 25% de su escaso PIB.
Desde que es independiente, en Eritrea hay una dictadura de partido único que ha sido denunciada varias veces en la ONU por vulnerar los derechos humanos.
El país está aún más aislado desde que el presidente Isaias Afewerki, decidió expulsar a las ONGs y a los misioneros, acusándoles de espías y asegurando que no hacen falta, lo que ha empeorado aún más la situación de la población.
Esta mezcla de pobreza y de falta de libertades es la que ha empujado al exilio a muchos eritreos, como los que ahora empiezan a llegar a Euskadi.