El cáncer infantil constituye una de las entidades médicas más desconocidas por la población general. Todo el mundo es consciente de la importancia, por su incidencia y potencial gravedad, del cáncer del adulto, pero si preguntamos por sus conocimientos sobre el desarrollo de esta enfermedad en la edad pediátrica, la respuesta sería de asombro y de incredulidad.

Objetivamente el cáncer en el niño es una realidad dura y difícil. Sin embargo, el hecho de haberlo abordado con gran valentía y decisión ha supuesto que el tratamiento de estas enfermedades constituya uno de los éxitos terapéuticos más espectaculares de la medicina de nuestros días.

El cáncer puede aparecer a cualquier edad e incluso puede detectarse antes del nacimiento. Representa la primera causa de muerte por enfermedad en los niños y adolescentes de nuestro medio. Después de las malformaciones congénitas en los menores de 1 año y de los accidentes en los niños mayores, el cáncer representa la principal causa de muerte.

El cáncer en los niños no puede prevenirse y todavía no se conocen las causas de su aparición. La prevención no es posible, a diferencia de los adultos en los que se han identificado hábitos como el tabaco y alcohol que se asocian a mayor riesgo de cáncer. Los tipos de cánceres que aparecen en los niños son diferentes a los de los adultos y es necesaria una investigación centrada específicamente en los tipos de tumores pediátricos.

Los niños y adolescentes están en una fase de la vida de crecimiento y desarrollo, por lo que los tratamientos del cáncer como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia pueden tener unos efectos más dañinos y pueden provocar secuelas importantes a largo plazo. El desarrollo de nuevos fármacos contra el cáncer en los niños es muy escaso y por ello, es necesario buscar otras formas de apoyar la investigación y la búsqueda de nuevas terapias para mejorar el pronóstico y aumentar la curación.

El impacto de una enfermedad tan grave como el cáncer en los niños, en sus familias y en la sociedad en general es muy importante, por lo que es necesario avanzar en la atención integral a los niños y adolescentes, cuidar tanto los aspectos sanitarios como sociales y educativos para conseguir el mejor desarrollo e inclusión social de estos pacientes. En necesaria la atención en unidades especializadas que ofrecen los mejores tratamientos del cáncer al más alto nivel internacional y que integran la atención psicológica y social. La lucha por conseguir la mejor calidad de vida de los supervivientes es otro aspecto clave de la investigación en el cáncer infantil.

Cuando un niño o un adolescente es diagnosticado de cáncer, toda la familia y la sociedad sufren un gran impacto emocional, necesitan informarse y lidiar con muchos problemas para afrontar un diagnóstico de este tipo.

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