Los nativos digitales no existen y la educación de la mujer en el XIX

Los adultos invertimos tiempo, esfuerzo y dinero en desarrollar Las competencias digitales, el conocimiento y habilidades para manejarnos en un mundo marcado por la tecnología. Y puede que pensemos en la suerte que tienen las generaciones más jóvenes, los llamados nativos digitales que han nacido y se están formando en esta época en la que la tecnología es una constante, casi omnipresente en sus vidas. Hoy presentamos un libro que argumenta por qué es absurdo hablar de nativos digitales, del mismo modo que habría sido absurdo, en su momento,  hablar de nativos agrícolas o nativos eléctricos. Esta es una de las primeras frases que leemos en esta obra, en la que 18 expertos en diferentes disciplinas se plantean cómo afrontar el reto de educar a los hijos e hijas en un mundo digital, que puede resultar lejano o un tanto difuso a padres y madres.  La periodista Susana Lluna, experta en estrategias digitales para el ámbito empresarial, y Javier Pedreira, responsable de informática de los museos científicos coruñeses y autor del blog Microsiervos, son los coordinadores de una obra coral titulada “Los nativos digitales no existen”. Y que, en la portada, por si no queda claro, añade: Cómo educar a tus hijos para un mundo digital, padres despistados frente a niños, adolescentes, ordenadores, consolas, móviles e internet.

Presentamos un nuevo tipo de sensores que detectan la presencia de objetos o materiales extraños o incluso de patógenos, durante el proceso de fabricación de alimentos. Estos dispositivos utilizan la radiación de terahercios, una banda del espectro electromagnético, para detectar todo tipo de sustancias y materiales que pueden alterar un producto.

Desde Eusko Ikaskuntza nos proponen hablar a continuación, del entorno profesional y educativo que se desarrolla para la mujer en el siglo XIX. Entre las obreras y las mujeres dedicadas al servicio doméstico,  y las hijas de las clases más pudientes, que recibían una educación muy orientada a sus labores femeninas, surge para algunas jóvenes la posibilidad de formarse en otros ámbitos, como la enseñanza, la contabilidad, las labores administrativas. Se va configurando una clase media en la que las mujeres reciben formación orientada al empleo en centros como la escuela de artes y oficios de Bilbao, objeto de la investigación de la profesora de UPV-EHU Marije Pacho.